La foto es del sábado tarde. Había quedado en Elche, y a poco de ir a coger el autobús comienza a nublarse y a caer un diluvio, pero me dicen que en Elche no llueve. Cuando voy a salir por la puerta, empieza a granizar. Entonces me toca subir corriendo a casa a bajar el toldo, pero ya era demasiado tarde: las flores de mi madre, destrozadas. Y justo había dejado de granizar, para más INRI.
Luego toca ir a la estación evitando el granizo que blanqueaba el suelo. Suerte que cuando llegué a la parada, entonces empezaba a salir el sol. La foto es de ese momento.
Las peripecias climatológicas no se acabaron hasta casi la hora de volver, pero eso es otra historia.
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